martes, 1 de abril de 2025

El mito más extendido en la literatura actual: los libros malos.

Seguramente tú o alguien más alguna vez ha dicho: "este libro no me gustó porque los personajes eran planos o (inserte aquí fundamento literario de su preferencia)". Pero, ¿qué pasaría si te dijera que aquel "mal libro" con el que haz querido hacer una fogata por lo insulso de sus páginas, es en realidad un ser mitológico que ha trascendido a través de los siglos?

Tal vez pienses: ¡¿cómo es posible este suceso si los libros malos existen?!

O quizá creas: decir que los libros malos son un mito es como negar la existencia de (inserta aquí el libro que usarías como papel higiénico ante una época de escasez). 

O peor aún: ¡¿acaso estás tratando de promover la mediocridad literaria?!

Desde ya te adelanto que esta entrada no va de defender a los prófugos del sentido común, ni será un debate para que dejes de creer que 50 sombras de Grey (o cualquier libro que detestes) es en realidad una obra maestra.

No, no iré por esos tormentosos y polémicos caminos que solo dejan egos lastimados y funas en Twitter (ahora X).

La cuestión radica aquí: tú podrás decir que "el libro tal" es malo por un sinfín de razones: trama inverosímil, mala ortografía, personajes planos, pluma del autor, sesgos ideológicos. En fin, que la lista es larga. No importa cuál sea tu fundamento, ni la veracidad de este, ni quién esté de acuerdo contigo.

¿Y por qué no? te preguntarás.

Porque no importa cuan malo sea, siempre habrá alguien que va a decirte que el libro le gustó. (Sí, incluyendo ejemplos como: el relato de la rata con thinner, el tío árabe de Zayn y la historia del príncipe pene junto con su supuesta trilogía).

Aquí tal vez creas que estoy siendo demasiado filosófica.

Pero aclarando: Existen libros con errores (en mayor o menor grado, algunos incluso serán perceptibles para muy pocos) lo que NO existe son los "libros malos". Porque nunca vas a encontrar un libro que se hayan leído hasta las rocas y que a cualquier persona que se lo preguntes te conteste que lo odió por lo pésimo que es. Siempre habrá alguien que no lo odie, aunque te cueste creerlo y no comprendas el raciocinio de quienes lo defiendan.

Sin embargo, que esto no nos valga para justificar la mediocridad y el poco esfuerzo por mejorar. 

Decidí tomar este tema tan relevante últimamente para enviar el mensaje correcto, por si todavía no te imaginas a dónde quiero llegar con todo este discurso es a lo siguiente:

No te dejes martirizar con la idea de que a nadie le va a gustar tu libro, ni te permitas paralizarte ante el miedo a que tu novela sea marcada con el sello de "libro malo". Porque eso es técnicamente imposible por las razones ya expuestas. 

Una forma más saludable de abordar tu novela si sientes que algo le falta para brillar es: enfoca tu mente hacia lo positivo y cuestiónate: ¿qué puedo hacer para ser un mejor escritor? Solo puliendo nuestro talento nos aseguraremos de alejarnos de escribir "joyitas" como las listadas anteriormente.


miércoles, 26 de marzo de 2025

¿En la guerra, el amor y la literatura todo se vale?: Mi honesta opinión.

En diversas plataformas sociales se ha desatado el caos: una autora publicó un libro polémico (y según dicen fue arrestada por ello) al que intentó hacer pasar por Dark Romance, lo que enfureció a las fans del género con justa razón. Porque no puedo escribir esto sin tener arcadas, omitiré el título, del mismo modo en que no mencionaré el título del libro de Luisgé, ya que todos los que estamos acá conocemos ese chisme. Y honestamente no sé quién de estos personajes de mi "nueva novela" causa más asco, eso se lo dejo al escrutinio público.

Dejando atrás el monólogo informativo para entrar en materia, hay personas que a pesar de ver la tempestad consumiendo todo a su paso, se escudan en el término que gracias a la polémica ya está muy prostituido de "la libertad de expresión" y que la literatura debe ser incómoda, hablar temas controvertidos y causar emociones diversas, no solo felicidad porque tus personajes favoritos al fin se han dado la mano tras 50 capítulos, que aquí es claro que hablo de otro tipo de literatura. Pero, ¿es verdad lo que estas personas proclaman?

Veamos, es verdad que hay literatura que en su haber será incomoda, insulsa, repulsiva y que si los temas no se hablan, jamás se creará consciencia de ellos. Estoy de acuerdo. El problema son las personas que creen que esta debe ser una regla universal que debe aplicarse a cada libro o de lo contrario es una novela vacía que no aporta nada. Como si hacer este tipo de comentarios contra quienes solo leen como forma de entretenimiento, les sumara puntos de IQ a los dueños de semejantes barbaridades.

Si eres de los que hace estas menciones, te invito a salir del blog ahora mismo porque me pondré "violenta" a partir de acá y el que avisa no es traidor.

Ahora bien, si a pesar de mi advertencia haz decidido seguir leyéndome, lo que es probable y tengo mis razones para creerlo. Aquí va:

No. No toda la literatura tiene que aportarte algo, y no por eso deja de entrar en la categoría literaria. Hay libros para cada tipo de lector, ¿por qué simplemente no dejas a los demás leer lo que les apetezca sin sentirte moralmente superior y elevado por no haberte leído Alas De Ónix? (Yo tampoco lo he leído y no por eso estoy criticando al libro de moda) El día que quieran cultivarse (como si fuéramos plantas) seguro que buscarán otro tipo de contenido para consumir. Créeme. Gracias por leerme, creador de obras para las que el mundo no está preparado, ya puedes seguir leyendo a Marx.

Habiendo quitado esa astilla de mi mente y volviendo a la pregunta inicial, ¿se vale todo en la literatura? Yo creo que sí, o de lo contrario no tendríamos libros que en su momento fueron mal vistos. Sin embargo, lo que hicieron los personas que mencioné al inicio...se me ocurren más de cuatro razones por las que está mal, pero me enfocaré en lo esencial.

Ejemplo: Si estuviera bien lo que la autora del libro "DDLG" estaba haciendo, ¿por qué las autoridades la arrestaron? Si ella estaba normalizando conductas no apropiadas con su novela, lo único que se logra es crear consciencia pero con el mensaje equivocado.

Esta situación me recuerda mucho a lo acontecido hace un par de años con un autor de Wattpad, quién publicó una novela en la plataforma sobre cómo un personaje estaba planeando quitar la vida de una chica. Cualquiera que en su momento haya leído eso, seguro que no se hubiera imaginado lo que el autor haría después porque, ¿quién se imagina que un autor podría volverse en un victimario como el de las novelas que escribe? (Ha sucedido, no lo niego).

Quizá para bien o para mal de nuestra mente, nadie sale a la calle, ve a cualquier persona caminando y piensa "esta persona seguro en sus días libres se dedica a matar, o lo hará en el futuro".

Sobre el libro de Bretón ni siquiera sé cómo opinar sin escribir palabras altisonantes, pero lo intentaré. Me parece aberrante que se le de foco a personas que cometieron un crimen tan terrible porque eso es permitirles manipular al ojo público para que crean que "oh, es que él se arrepiente" cuando eso es lo de menos. Los psicópatas como él no se rehabilitan ni sienten remordimientos y hay que tener cuidado con ellos. Aunque para Luisgé ya es tarde porque ya vivió su romance adolescente con el delincuente (lo que solo hace que me pregunte quién da más miedo si Bretón o Luisgé), para nosotros no lo es.

Sucede lo mismo cuando se entrevista a delincuentes o se crean series sobre ellos, no solo hablo de lo literario. Independientemente de los motivos, no se le debe dar voz a estos personajes. Ellos fueron quiénes pasaron primero por encima de los derechos humanos, ¿pero a ellos sí se les debe respetar los suyos?

Así que, no hay que confundirnos, en la literatura todo se vale. Uno es libre de escribir lo que se le cante, que sea políticamente correcto o no, que te lo vayan a publicar o no ya es otro tema. Lo que no se vale es darle libertades a alguien que cortó las de otros (como Bretón) y no le importa porque lo haría de nuevo. Lo que no se vale es normalizar y promover conductas inapropiadas (como lo hizo la autora del libro DDLG).

¿Estás de acuerdo conmigo? ¿Conoces algún otro libro polémico? Los estaré leyendo mientras me bebo un antiácido.

martes, 18 de marzo de 2025

Mi experiencia autopublicando: ¿vale la pena?

Se habla mucho de los diversos beneficios de la autoedición y de cómo vender en Amazon con hasta un 70% de regalías, te da completa libertad para con tu obra.

Sin embargo, cuando desde la libertad actúas con desconocimiento, la ignorancia se convierte en la cadena que te sujetará al fracaso.

Con esto no quiero decir que te decantes por la edición tradicional o cualquier otra alternativa, no.

En realidad, esta entrada ha sido creada con la intención de hablarte (desde mi experiencia) sobre la autopublicación y cómo mi ignorancia al principio me llevó a equivocarme, creyendo que volaba cuando no vi el edificio delante.

Así que míralo como un: "Lo probé y erré yo para que tú no tengas que hacerlo".

Para esto tengo que remontarme al 2021, tras largos silencios por parte de las editoriales (que ahora agradezco porque la novela era mala) decidí por culpa del marketing de las redes sociales que era una idea estupenda autopublicar, bajo la tonta creencia de: "Sí, de ese modo voy a vender mucho y todo será para mí".

Si pudiera volver atrás en el tiempo, yo misma me daría de tortazos por esos pensamientos. Pero es hasta cierto punto comprensible que los autores novatos, que aún no están intoxicados por la realidad del mundo editorial, crean que tienen al próximo best-seller entre manos. Lo preocupante es cuando llevas varias novelas escritas, demonizas las malas críticas y te rehúsas a mejorar, ahí sí necesitas sacar un turno con el psiquiatra porque algo no anda bien con ese ego.

Que he de reconocer que un tiempo fui así. Por suerte existe una cura mágica que lo remedia: baño de realidad y golpe de equivocaciones. Lamentablemente, cuando decidí autopublicar aún no había llegado a mi prime, o etapa de sanación, como gustes llamarle.

Dediqué un par de meses a ahorrar dinero, ya que mi primera opción era pagar a una empresa de coedición 1500 euros para publicar (y a Dios agradezco que mi estupidez tuvo un límite) porque cuando logré reunir el monto que me pedían, el sentido común disfrazado de deseos de invertir el dinero con la "mejor opción" apareció en escena. Así que en mi búsqueda de opciones, me encontré con estas empresas de servicios editoriales.

Que ya te digo yo que no se pueden esquivar todas las balas.

Al principio ni siquiera noté que estas empresas te dirán lo que quieres escuchar con tal de arrancarte hasta el último centavo que lleves. Algunas te cobrarán caro, otras más barato. Por "suerte" caí en estas últimas. El precio me pareció razonable para lo que ofrecían y firmé el contrato.

Sobre el trabajo que me entregaron no tengo nada negativo qué decir. El servicio brindado fue correcto, rápido y estuve involucrada en cada parte del proceso. Eso sí, la emoción que sentí cuando todo esto estaba ocurriendo, nadie me la quita y quizá valió la pena pagar 700 euros para experimentarla y por el aprendizaje que vino después. ¿Qué me hubiera gustado que aprender la lección me costara cero y tener paciencia (gratuita) para vivir esa sensación? Sí, pero siempre hay que ver el lado positivo de cada vivencia.

Quitando esa roca del camino, me topé con el precipicio de promocionar el libro. La gran mayoría de escritores no tenemos idea de cómo hacerle publicidad a nuestra novela y los motivos pueden ser diversos y tema más que extenso para otro apartado.

Aquí tengo que mencionar que cuando autopubliqué no sabía:

  • Que se tenía que planear un lanzamiento del libro con meses de antelación.
  • Que Amazon descuenta el costo de impresión e impuestos y sobre lo poco que quede, tendrás el 70%
  • Que existía una calculadora para saber de antemano cuantas regalías recibe el autor antes de colocar el precio a su novela.
  • Que yo podía haber hecho el proceso de subir la novela a Amazon y no delegar esa tarea a la empresa.
  • Que tenía que tener una estrategia de marketing para los días siguientes al lanzamiento.
Esto solo por mencionar algunos ejemplos, porque de otro modo nunca terminaría de redactar.

Así pues, si tú tampoco sabías cualquiera de los puntos anteriores, ahora lo sabes.

A pesar de haber actuado desde la ignorancia, pude vender varios ejemplares y hubo a quienes les encantó la novela. Así que eso me da esperanzas de que si algún día lo intento de nuevo, irá mejor porque lo haré bien esta vez.

La moraleja de esta historia es: no existen mejores o peores caminos para publicar si actúas desde el desconocimiento, porque el final será el mismo. Que como en todo habrá pros y contras y tú decidirás qué te conviene más, pero hazlo informado. No te quedes con lo que te diga la primera persona que alabe tu novela, menos si lo que busca es venderte sus servicios. Porque antes de publicar, del modo que sea, tenemos que estar seguros que lo que tenemos que ofrecer vale la pena ser leído por otros.





martes, 11 de marzo de 2025

Mi peor crítica literaria: ¿El arte no se corrige?

El arte es subjetivo. 

Todos los que ejercemos la profesión artística lo sabemos, sin embargo, hay quienes llevan este lema más allá de lo razonable. Y sí, en su momento, yo fui uno de los adeptos al "subjetivismo del arte" por llamarlo de alguna manera.

Hasta que "el realismo de la vida" acabó con él.

Todo empezó con la publicación de mi primera novela, anteriormente llamada: "Los Surrealismos Del Amor". Cada vez que lo recuerdo, no puedo evitar acordarme de los dolores de cabeza que me tomó llegar a semejante título, pero ese es tema para otra entrada.

Tras dos años de trabajo e intentar con la edición tradicional sin éxito (y ahora entiendo la razón), autopubliqué en 2021, con 99% de Dunning-Kruger en mi sistema y 1% de fe en el miocardio (cabe decir).

Al principio, todo marchó como la miel sobre hojuelas. Tuve unas cuantas ventas entre mis allegados y a la par, hice lo mejor que pude en cuanto a marketing se refiere. La gente no compra el libro de alguien de quién ni debajo de las rocas han oído hablar, aunque eso habría que explicárselo a las ventas que obtuve mediante Tinder (sí, en serio).

Un día, la Doll Writter del pasado tuvo la estupenda idea de poner en práctica una estrategia que iba más allá de campañas publicitarias en Facebook y dejarme ligar por desconocidos, aceptando que adquirieran mi novela: las benditas reseñas.

Paréntesis: Aquí quiero agradecer con toda el alma a las personas que amaron la primera edición de la novela y eso se vio reflejado en sus comentarios. Nunca olvidaré como aquello me dio ánimos de continuar incluso cuando el síndrome del impostor lo tenía a tope. Gracias infinitas. Si algún día me vuelvo best-seller, tendrán mis novelas gratis, autografiadas y las exclusivas que surjan.

Pero bajando de las nubes doradas y volviendo al tema, como en todo en la vida, siempre hay un "negrito" en el arroz, esa nota que desafina al final de una canción.

Contacté con una web que se dedica a reseñar libros desde antes de que a mis padres se les ocurriera la genial idea de colocarme en la existencia. Hice llegar una copia al dueño del blog y esperé un par de meses.

Tal vez creas que mi infierno comenzó cuando terminé de leer la reseña, pero no.

Empezó seis meses después.

Verás, esperar tanto tiempo por algo, te hace crear expectativas fuera de proporción, porque crees que lo bueno siempre tarda en llegar. Ya te digo yo, que a veces lo peor se hace esperar y este caso no fue la excepción.

No leí la reseña el día que la recibí.

A pesar de que hasta ese momento había obtenido buenas reseñas, comenzó a gestarse un miedo irracional para ese entonces a las malas reseñas.

Incluso una persona muy querida para mí la leyó antes que yo y lo único que me recomendó es que la leyera. Y vaya que debí haberlo escuchado.

El día que dejé de creer en el "subjetivismo del arte", me había creado un perfil (o eso intentaba) en una web de la que no recuerdo el nombre pero es como el Workana de los escritores. En un apartado, podía adjuntar enlaces a las reseñas que me habían hecho para embellecer mi CV literario e incrementar mis posibilidades de ser notada por algún editor. Así que, cuando el terror ya me había abandonado hace tiempo, decidí buscar aquella reseña que me había hecho ese blog.

Debo decir que cuando terminé de leerla no sentí el golpe de la caída desde el pico de la montaña. Ni siquiera era consciente de que me había caído. Y no lo fui hasta que lo digerí con calma, en el silencio de la habitación y volví a leer mi novela años después de haberla publicado.

Quise arrancarme los ojos cuando los abrí a la verdad, pero ese mismo día entendí que el reseñista tenía razón y que algo tenía que hacer para cambiarlo. Lo que leí ya estaba en mi cabeza y no lo podría borrar.

Me levanté más rápido que lo que demoré en caerme.

Hablé el tema con alguien cercano, porque esta vez quería asegurarme de estar despierta en plenitud. Y lo que me dijo en resumen fue: leer tu novela es como estar sentado viendo una película.

Así descubrí que tenía el síndrome del guionista, nombre con el que bauticé a mi fijación por añadir más diálogos que narración. Identificado el problema y aceptado mi error, decidí buscar opciones para mejorar mi escritura. Tomé varios cursos al respecto que estaban a un muy bajo costo (Gracias Domestika.org) y te diré algo:

Me hubiera gustado haberlo hecho hace una década.

Quizá para el momento en que escribo esto, ya tendría varias novelas finalizadas y bien pulidas, se vale soñar. Pero bien dicen que el mejor momento para hacer un cambio que te impulse hacia donde quieres ir es el día de hoy, y que nunca es tarde para querer mejorar.

La moraleja de esta historia, como ya te venía adelantando al inicio es: el arte es subjetivo. Pero debemos dominar la técnica, practicar antes de publicar, hacernos más visibles (sí, aunque nos cueste) y todo eso antes de poder innovar.

El estilo del escritor es una cosa que se adquiere y se pule con el tiempo, leyendo mucho a otros que van muy por delante en el mismo transitar que nosotros y buscando siempre mejorar. Una corrección de estilo solo te hará correcciones que tienen que ver con la estructuración de las oraciones, no con tu estilo narrativo. Defínelo y elimina de él lo que lo hace ver como el que tendría un principiante, cíñete a las reglas antes de querer extender las alas para volar o terminarás estrellado como yo.

Pero, supongo que además de que en este oficio nos armamos de la virtud de la paciencia, también somos muy necios cuando se trata de alcanzar nuestros sueños.

Y por si te lo estás preguntando, dejaré a continuación el enlace a la mala reseña que me hizo despertar. Mil gracias, Selin.

Espero que se deleiten.

https://anikaentrelibros.com/los-surrealismos-del-amor




miércoles, 5 de marzo de 2025

Cómo la escritura salvó mi vida más de una vez.

A los 13 años levantarme de la cama cada día era una proeza de la que no fui consciente hasta varias años después.

Tumblr estaba en su apogeo, esa plataforma donde podías soltar el río de tristeza que llevas dentro y resonar con miles de desconocidos reblogueando tu contenido. Y llegó a mí en el momento en el que más lo necesitaba.

Descubrí que había más personas que se sentían como yo y encontré compresión en el último lugar donde podría hallarla. Eso me motivó a dar el salto hacia Wattpad, tras mi corto momento de fama en Tumblr.

Desde los 14 y hasta los 17 escribí todo lo que mi alma me pidió. Historias que conectaron con miles, por las risas o por las tristezas de mis letras.

Recibir el cariño de los lectores, me hizo olvidar el desprecio de los que me rodeaban allá afuera.

Cuando di la bienvenida a la adultez, nada mejoró. El declive en mi vida continuó y parecía que entre más demoledor fuera lo que me ocurriera, mayor sería la inspiración para crear historias.

El día que decidí que quería dedicar mi vida a lo único que me hacía feliz, también fue el día que la vida eligió darme la oportunidad de tomar aire para el siguiente golpe. Uno que me hizo entender que todo lo anterior fueron palmaditas en la espalda.

Toqué el fondo desde los 20 y hasta los 24. Lo único que me hizo continuar fue vivir por y para el proyecto de crear una novela que tenía en mente.

No les mentiré, la terapia fue el cristal que me ayudó a ver la realidad que siempre estuvo ahí y nunca vi: yo no estaría aquí de no ser porque tuve a qué aferrarme. La escritura como herramienta en la terapia.

Canalizar mis emociones a modo de "escritura terapéutica" cuando era incapaz de gestionarlas, aprender a novelar mi realidad como forma de contrarrestar los pensamientos intrusivos, autoconocerme y dar los primeros pasos hacia el amor propio mediante la ficcionalización de "mis defectos" como una manera de enfocar mi perspectiva no solo me sanó, me revivió.

Hoy puedo decir que vivo en paz, porque para ser feliz hace falta mucho más. Y si pudiera ir al pasado a decirle algo a esa chica de 13 años que no encontraba una salida, le diría: la escritura te acompaña y te salvará muchas veces más. 

El mito más extendido en la literatura actual: los libros malos.

Seguramente tú o alguien más alguna vez ha dicho: "este libro no me gustó porque los personajes eran planos o (inserte aquí fundamento ...