Recientemente se ha hablado sobre el tema de que las editoriales dan oportunidades a creadores de contenido que nunca han escrito nada en su vida y de esto voy a hablar en la entrada de esta semana.
Las opiniones en las redes sociales están divididas, algunos creen que hay escritores que merecen más la oportunidad que ellos y otros defienden esto, alegando que estas declaraciones son el producto de la envidia mal gestionada.
Pero vamos poniendo todo en perspectiva y voy a comenzar con esto:
Las editoriales son empresas, y las empresas son un negocio que busca obtener el mayor beneficio económico como muchas otras empresas de diferentes rubros.
Sin embargo, parece que algunos escritores tienen problemas para aceptarlo, pero no con que existan personas que lucren con la idea de decirte cómo escribir un best-seller en treinta días (que de esto hablé largo y tendido en la entrada de la semana pasada). O con su marca favorita de refresco, que para el caso, sigue siendo una empresa.
Si eres de los que ya ha digerido esta realidad, continúa leyendo.
He escuchado a más de una persona dando discursos desde el resentimiento (o eso parece por la forma en que se expresan al respecto), buscando satanizar a las editoriales solo por querer el mayor beneficio para ellos.
Si a esas vamos, no veo a nadie haciendo lo mismo contra Apple (por ejemplo) alentando al boicot.
Aquí te diré que no: nada vamos a ganar quemando las oficinas de (inserta la editorial que quieras). Es momento de guardar los palos y la pintura en aerosol, solo porque nuestra novela de perritos no fue publicada por alguno de sus sellos. Las editoriales seguirán siendo empresas y a lo mucho causaremos que sus ventas bajen o en el peor caso, que algún día se vayan a la quiebra.
Pero mientras estos acontecimientos suceden, ¿qué podemos hacer?
Primero tenemos que reconocer (además) que el hecho de que a un bookfluencer le hayan dado una oportunidad por la que cientos allá afuera matarían por tener, no significa que nuestro trabajo valga dos centavos o que no seamos lo suficientemente talentosos.
La época dorada en la que solo importaba el talento y no quién estaba detrás de la pluma se quedó junto al viejo siglo. Con la llegada de internet y las redes sociales, se ampliaron los horizontes, se democratizó la publicación, algo que antes solo unos cuantos podían hacer. Aunque esto a su vez, trajo el bonito panorama que ahora estamos padeciendo. Un arma de doble filo, si quieres verlo así.
Retomando el punto, lo siguiente que podemos hacer es seguirnos esforzando. Eso es inherente a la forma en que decidas publicar. Tenemos que ganar presencia en el mundo digital, que la gente nos conozca, exponernos. Aunque habrá a quienes no les guste la idea, que es muy respetable porque el manejo de redes sociales y algoritmos es más complicado que entender una clase de matemáticas en árabe si hablas japonés.
Considero que no podemos darnos el lujo de quedarnos con la duda de qué hubiera pasado de haberlo intentado. Es algo que podría salir bien o salir mal y es mejor averiguarlo cuanto antes para ajustar nuestra estrategia.
En conclusión: creo que lo único que podemos reclamarle a las editoriales es que si van a publicar novelas de bookfluencers sin experiencia, que por lo menos contraten a un ghostwritter o se tomen el tiempo de pulir el texto para ofrecer una novela de calidad a su basto publico, es lo mínimo que merecemos si vamos a pagar.
Y la moraleja es: No podemos quedarnos en el estancamiento y el odio (como cierta persona de la que no diré su nombre porque la gran mayoría apoyó como "defendió" a los escritores) porque a "x" creador de contenido le publicaron y a nosotros no, como ya dije, es una estrategia esperable si lo que las editoriales buscan es tener ventas. La culpa no es del bookfluencer que no sabe escribir, si no de quién lo hace publicar.
Lo que nos queda es seguir buscando hacernos un hueco en el saturadísimo mundo literario y continuar mejorando como escritores, porque antes de querer vivir de nuestras novelas, antes que la fama y las mansiones de lujo, está la satisfacción que nos genera contar esa historia que albergamos en nuestro corazón.
Quise escribir esto en pleno día del libro porque hubo quiénes dieron a entender que "no había nada qué festejar con el panorama actual" y para decirte que celebres tus propios éxitos presentes y futuros en este día tan esperado, de algún modo u otro, por todos.
¿Y tú, ya sabes con qué lectura o escritura vas a celebrarlo?
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